El
padre de las caricaturas
WIRED: Cuente algo de
Futurama.
MATT GROENING: Es sobre un cadete de pizzería llamado Fry que el 31 de
diciembre de 1999 se congela accidentalmente en un laboratorio de criogenética
y despierta mil años más tarde. Los temas que trata son: si uno es un
perdedor, ¿es posible revertirlo? Como convivir con el deseo de juventud,
con el deseo de que vuelvan los seres queridos que ya murieron y qué
significa ser finito en el universo. Todo esto suena un poco pretensioso,
¿no es cierto?
W: ¿Por qué mil años en
lugar de cien o quinientos?
MG: Les subimos las apuestas a todos los que inventan futuros. El nuestro
ocurre después. Así podemos justificar cualquier aparato que se nos
ocurra.
W: ¿Cómo qué?
MG: Viajes más rápidos que la velocidad de la luz.
W: ¿Por qué decidió
hacer ciencia ficción?
MG: De chico, en 1956, vi en la tele una versión de 1984. Después seguí
asistiendo en la realidad a la utopía negativa del Big Brother pero
esperando que la patrulla espacial llegara a rescatarnos. Pero la patrulla
nunca vino. Entonces me di cuenta de que, aunque el futuro es muy negro y
perturbador, se pueden hacer cosas divertidas dentro de la ciencia ficción.
En estos tiempos la ciencia ficción parece ser más respetada, para
algunos hasta se convirtió en una especie de religión. En líneas
generales la ciencia ficción trabaja básicamente con un motivo militar
new age: si obedecemos las órdenes de nuestro benevolente capitán,
podremos vencer al malvado extranjero y todo será genial. ¿No es cierto?
Yo estoy tratando de hacer algo un poco distinto de Viaje a las estrellas
y de La guerra de las galaxias. Me imagino un mundo corporativo, comercial
y confuso donde los militares sean tan estúpidos como lo son actualmente.
W: Entonces, ¿los
inteligentes son las corporaciones?
MG: Nuestra gran villana terráquea es Mom. Mom dirige la Corporación
Mom. Ella es una anciana esquelética que usa un traje enorme para parecer
más querible y es adorada en todo el mundo. Es muy rica porque creó el
Combustible Tradicional para Robots de Mom.
W: Parece una ruptura
dentro del género.
MG: Tradicionalmente la ciencia ficción busca maravillar con
extraterrestres exóticos, naves espaciales ingeniosas y villanos ruines.
Nosotros también tenemos eso: en Futurama hay rayos de la muerte y
mutantes horrorosos, cyborgs y monstruos con ojos de insecto. Y también
tenemos robots que quieren matar a todos los humanos. Pero también usamos
esas convenciones para hacer comentarios sobre lo absurdo de la vida real
y sobre la ciencia ficción sin llegar a ser camp. La idea es hacer una
epopeya que al mismo tiempo rinda homenaje y satirice las convenciones del
género.
W: ¿Cómo será el futuro?
MG: Siempre se muestra el futuro como algo monolítico: toda la gente
vestida con la misma ropa de lycra. Yo pienso que va a haber mucha más
variedad que en el presente. En el futuro todo está en construcción: hay
un montón de cables sueltos saliendo por las paredes.
W: ¿Y qué pasa con Los Simpsons?
MG: Los Simpsons siguen en el aire en el año 3000. Muchas de nuestras
celebridades favoritas andan por ahí, son cabezas sin cuerpo que viven en
un frasco. En el primer episodio, nuestro héroe Fry se oculta en un museo
de cabezas donde tropieza con la cabeza de Leonard Nimoy. Entonces levanta
los dedos y dice: "Hola Spock. ¡Haz el gesto!". Y la cabeza de
Nimoy le contesta: "Ya no lo hago más.".
W: Tiene alguna influencia literaria?
MG:Crecí leyendo toneladas de revistas y libros de ciencia ficción. Leí
todo, desde Isaac Asimov hasta Philip Dick. Hace poco tiempo decidí
revisar esas lecturas y, pese a que algunas me siguen gustando, las
encontré totalmente fechadas. ¡Muchos libros transcurren en 1994!
W: ¿Y cuan lejos estaban de lo que realmente ocurrió en 1994?
MG: Todas estaban lejos. Ninguna logró predecir la cotidaneidad. La idea
de que en el futuro uno iría a un negocio y elegiría películas mirando
cajitas vacías dispuestas en un estante es algo que ningún escritor de
ciencia ficción imaginó. Claro. Muchos visionarios predijeron algo como
la TV, pero ninguno imaginó las publicidades de desodorantes. Correcto.
En Futurama los personajes están inundados por la publicidad,
especialmente a la publicidad subliminal que sale de la almohada mientras
uno duerme. También tenemos toneladas de máquinas expendedoras, incluso
una cabina de suicidio. Esto último no le gustó nada a la Fox, que me
dijo: "Usted prometió que todo iba a ser muy positivo. Entonces, ¿por
qué se suicida la gente?".
W: ¿Todavía estará Microsoft en el 3000?
MG: No, se fundió. Todas cerraron: Intel, Pepsi. Pero, si algún
anunciante quiere pagarnos el dinero suficiente, su marca puede volver a
existir sin ningún problema.
W: La pregunta que se haría
cualquier chico. ¿Hay escuela en el 3000?
MG: Sí, pero pueden ir en autopropulsores.
W: ¿Y qué pasa con
Internet?
MG: Está, pero sigue demasiado lenta.
W: ¿Le gustaría vivir en
el futuro de Futurama?
MG: No sé... Todos esos artefactos son muy bonitos pero ninguno funciona
realmente bien. La gente tiene autopropulsores pero, por alguna razón,
van a trabajar usando unos tubos neumáticos elevados, por los que
deslizan a altísima velocidad, y cuando llegan, salen disparados y a
veces se estrellan contra la pared. No sé porque la gente sigue usándolos.
W: ¿Piensa que el mundo
está mejor o que está empeorando?
MG: Cuando de chico leí por primera vez 1984 me pareció verdaderamente
escalofriante y pesadillesco. Lo releí el año pasado y me sorprendió lo
moderado que era. La realidad llegó a ser mucho peor.
W: ¿Y qué pasa con la
cultura pop, está en auge o en una etapa de declinación?
MG: Los períodos de la gente son más cortos. Tener tantas opciones hace
que se transmita un solo mensaje: "Nada importa." Sea lo que
fuere, va a ser reemplazado en los próximos 30 segundos. Por otra parte,
pienso que esos juegos Crash Bandicoot para la Sony PlayStation son fantásticos.
Muchos videogames son pura violencia, pero Crash Bandicoot tiene el espíritu
de las viejas historietas.
W: ¿Está de acuerdo con
los críticos que condenan la pérdida de hábitos de lectura y escritura?
MG: Sí. ¿Pero qué podemos hacer? Ya perdimos esa batalla.
W: Yo no estoy de acuerdo.
La Internet, el e-mail y la Web revivieron la escritura. Mucha gente
escribe cada vez más y mejor que hace 10 o 15 años.
MG: Tiene razón. Mi cabeza está en la época pre-Internet.
W: ¿Ve mucha televisión?
MG: Casi toda la TV es muy estúpida. Cuando era chico pensaba: "Si
pudiera meter la mano en un programa de tele haría algo rápido y
divertido". Los Simpsons fue mi primer experimento. Y funcionó. A
muchos críticos les molesta porque decimos que a las autoridades no les
importa la gente.
W: Está hablando como un
verdadero hippie de los 60.
MG: Si, lo reconozco, soy un auténtico hippie.
W: ¿Comenzó haciendo
historietas para publicaciones hippies?
MG:Y lo sigo haciendo. Desde hace 15 años hago Live in Hell en periódicos
alternativos.
W: Ud. llega a muchísima
gente con Los Simpsons. ¿Por qué sigue con la historieta?
MG: Nunca trabajé para llegar a una audiencia enorme. Mi meta
siempre fue lograr que a la gente a la que le gusta lo que yo hago le
guste lo que yo hago. Y si son muchos, mejor. Además, la historieta soy
yo solo, a diferencia del grupo gigante que trabaja en animación. La
dibujo solo y luego se imprime. Y les gusta o no les gusta. En general,
les gusta.
W: ¿Está preparado para
los fanáticos que va a engendrar Futurama?
MG:Totalmente. Creamos un personaje llamado Cubert que anticipará las
quejas de los fans sobre las inconsistencias del programa y se va a
dirigir a ellos desde el show. Una de las diversiones de hacer ciencia
ficción es que su público participa mucho.
W: A veces, en Los
Simpsons, se esconden ciertas cosas en el cuadro. ¿Lo van a hacer en
Futurama?
MG: Sí. Tenemos lo que denominamos "momentos de cuadro
congelado". Hay unos alfabetos extraterrestres que están semiocultos
y proveemos al espectador las claves para identificarlos. Veremos que
pueden hacer los criptógrafos desde afuera de la pantalla.
W: Apuesto a que va a haber
sites en la Web dedicados solamente a los alfabetos.
MG: La intensidad de los fans es increíble. Tenemos éxito cuando
le damos algo por lo que puedan sentir devoción. Esto puede sonar cursi,
pero la idea es homenajear el entusiasmo de los fans más que simplemente
manipularlos para que compren más productos. Obviamente, Futurama y Los
Simpsons son empresas comerciales y, por lo tanto, la venta es parte del
proyecto. Pero, por ejemplo, tanto Viaje a las estrellas como Grateful
Dead encontraron maneras de ampliar las actividades de sus fans. El público
puede expandir la mitología del mundo de un creador.
W: A veces los fans
secuestran a los personajes. Como hombre de la contracultura, ¿qué
piensa del uso que hace la gente de sus creaciones?
MG: Personalmente no tengo problemas. Es parte del precio de ser exitoso y
de ser parte de la cultura. Me encanta cuando veo un dibujo burdo de Bart
en la ventana de una panadería en Los Angeles. Me encantan los "Bart
Marleys" con trencitas. Pero, desafortunadamente, debido a la
naturaleza de nuestro mundo, los artistas tienen que defender con uñas y
dientes su copyright. De lo contrario, pierden. No me importa si los
chicos usan mis dibujos para sus sites en la Web o si un grupo de
estudiantes se hace remeras piratas con el dibujo de Bart. Pero cuando
alguien gana millones robando tu dibujo, entonces hay que salir a
perseguirlos legalmente. Se me acusó de ser un mal tipo porque la Fox
hizo multar a mucha gente. Todo lo que puedo decir es que no soy el dueño
de los derechos de Los Simpsons. El dueño es la Fox.
W: Entonces, ¿en principio
está de acuerdo en detener a los piratas profesionales?
MG: Es un terreno resbaladizo. A Bart se lo usó tanto para promocionar la
causa vegetariana (con la que simpatizo) como la de los neo-nazis (con la
que no simpatizo). Por un lado me hace feliz que la gente sienta que Bart
los representa; pero por otro, no estoy nada contento con el asunto de los
nazis.
W: ¿Piensa que Internet
empeora la situación?
MG: Es lo mismo. Se trata del uso de mi marca personal para decir cosas
que yo nunca diría. Hay un ensayo que anda por todos lados en la Web,
atribuido a mi persona, que habla de las diferencias entre los hombres y
las mujeres. Es moderamente gracioso pero su humor es sexista. Y
cualquiera que me conozca medianamente sabe que yo jamás escribiría eso.
Pero no todo el mundo me conoce. Para Los Simpsons creé una tipografía
con mi propia letra. Alguien hizo una copia pirata y ahora se puede ver mi
escritura en remeras, tapas de discos, carteles... Cuando creé la
tipografía, allá por 1987, nunca me hubiera imaginado que diez años más
tarde, al ir manejando por la calle, me encontraría con una mala copia de
mi letra en el cartel que promociona una radio mexicana.
W: Pero, debe ser una
sensación muy especial tener ese tipo de respuesta.
MG: Por supuesto. En Internet se publican guiones semanales de Los
Simpsons escritos por fans. Y encima no los puedo leer porque podría ser
acusado de robarles las ideas. Pero me encanta.
W: ¿Quiénes son sus héroes?
MG: De adolescente era un gran admirador de Frank Zappa, porque creía que
él reunía todos los niveles de la cultura musical. Hizo la conexión
entre el doo-wop de los 50 e Igor Stravinsky como el rock and roll
grasiento, Zappa me sedujo. Me gustan las mezclas. También era un gran
admirador de Walt Disney, P.T. Barnum y Hugh Hefner. De chico me gustaba
Hefner porque leí que la mansión Playboy de Chicago funcionaba las 24
horas, o sea que uno se podía quedar despierto todo lo que quería.
Admiraba también a P.T. Barnum, porque me encantaba la idea de poseer un
museo de rarezas, y a Walt Disney, porque había creado Disneylandia.
W: Lo que le impresiona de
Disney no es su genio para los dibujos animados, sino su parque de
diversiones.
MG: Sí, lo que más me impresionaba era Disneylandia. Mi gran ambición
es hacer mi propio parque de diversiones. Y esa es la razón por la que
estoy haciendo Futurama. No es una broma. Y si el programa funciona, lo
voy a tener.
W: ¿A quién admira ahora?
MG: En estos días soy un gran fan de Lynda Barry. Ella y yo hacemos
historietas para semanarios pero seguimos caminos diferentes. Ella piensa
que estoy loco por haberme ido a Hollywood, lo cual es probablemente
cierto. Lynda vive muy confortablemente escribiendo ficción y dibujando
sus historietas. A veces pienso: "Yo podría haber hecho lo
mismo".
W: ¿Qué hay de bueno en
la TV actualmente?
MG: Estoy fascinado con Iron Chef, un programa de cocina japonesa. Me
gusta la absoluta humillación que sufren los chefs. Los jueces prueban
las sopas o cualquier plato que hayan hecho los chefs y dan su veredicto
impiadosos.
W: ¿Vio alguna gran película
últimamente?
MG: Vi la cola de Episodio I - La amenaza fantasma. Me sorprendió la
excitación corporal que sentí. Mi cerebro comercial calcula que va a ser
el film que recaude más dinero de todos los tiempos.
W: ¿Navega por Internet?
MG:Un poco, más o menos media hora diaria en la cama con la laptop sobre
la panza mientras miro la tele.
W: ¿Y los libros?
MG: Hace un año decidí familiarizarme con la literatura del siglo XX, en
orden cronológico. Leí a Dreiser, a Conrad, a H.G. Welles... De pronto
me di cuenta de que al ritmo que estaba leyendo iba a terminar a fines del
siglo XXI.
W: ¿Y ahora qué lee?
MG: Estoy fascinado con lo que está pasando con la historieta
alternativa, una contracultura que sigue vigente. Mientras nosotros
corremos tratando de alcanzar el futuro lo antes posible, la historieta,
en cambio, es una forma de arte a la antigua: no hay máquina de tambores,
no existe esa sensación de anonimato que irradian los dibujos animados.
Cuando uno lee el diario, las historietas son ventanitas de realidad, de
expresión humana rodeada de vastas columnas de líneas grises.
W: Usted parece un adicto a la información.
MG:Si no estuviera haciendo mis propias historias, habría disfrutado
mucho siendo un buen espectador.
W: ¿Es ésta la receta
para la grandeza creativa? ¿Comenzar siendo un buen espectador?
MG: Muchos creativos piensan que dedicarse full-time a apreciar el trabajo
de otros artistas atenta contra su propia producción. No pienso que mis hábitos
puedan disminuir mi productividad. Simplemente me gustan las cosas raras.
En una época fui crítico de rock y ahora sólo compro lo que no se puede
escuchar por radio. Busco la expresión personal.
W: Entonces, ¿usted
"piensa diferente"?
MG: Sí, soy totalmente Mac.
W: Pero Homero Simpson se
convirtió en cliente de Intel. ¿Cómo puede ser?
MG: Apple se durmió. Intel le ganó de mano.
W: El mercado bursátil se
volvió loco. ¿Tiene alguna sugerencia para la Bolsa?
MG: Ese mundo me parece muy aburrido. No me puedo interesar en nada que
tenga que ver con la economía. Pero no me malinterprete, yo soy un
artista comercial. Amo tanto el programa Los Simpsons como a los muñecos.
Para mí, los muñecos son parte de mi creatividad. Es cierto, no estoy
tan orgulloso del inhalador para el asma de Los Simpsons, pero es parte
del paquete.
W: ¿Qué le enseñó el éxito
acerca del dinero?
MG: Que es muy frustrante darles dinero a los candidatos políticos que
pierden las elecciones. Lo usan para comprar avisos tramposos, entonces lo
que uno hace es tirar su dinero para apoyar un sistema que desprecia. Los
pedidos son infinitos. Y durante la Guerra del Golfo me presionaron para
que Bart apoyara las tropas. Desde algún pueblo del Medio Oeste llegaron
a enviarme una propuesta de una estatua con Bart poniendo un pie encima de
la cabeza de Saddam Hussein. Y además querían que contribuyera con
dinero. Era una locura.
W: Si Dios lo castigara y
un día usted se despertara siendo el próximo presidente de los Estados
Unidos, ¿cuál sería su primera acción de gobierno? Asumo que sería un
dictador benevolente.
MG: No tengo respuesta graciosa para esto. Hay que reformar la financiación
de las campañas. Pienso que son un problema real de la democracia.
W: Y, señor presidente, ¿cuál
es su solución?
MG: Basta de avisos en la televisión. Sólo se permiten debates.
W: ¿Tiene alguna
asignatura pendiente respecto de su carrera?
MG: Sinceramente, me hubiera gustado hacerla más rápido. Al principio,
Fox estaba desesperada en busca de nuevos programas. Creo que por esa razón
se arriesgaron con algo insólito y controvertido. ¿Un dibujo animado
para adultos en horario central? No estaban ni siquiera seguros de que
pudiéramos atrapar la atención de la gente durante media hora y
decidieron hacerla en tres bloques.
W: ¿Es más difícil probar suerte ahora?
MG: Las expectativas son más altas. Los Simpsons fueron un éxito tan
fenomenal que es difícil creer que pueda pegarla por segunda vez.
W: Usted tiene dos chucos. ¿Tiene que trabajar muy duro para
impresionarlos con Futurama?
MG: Me dieron todo tipo de consejos. Le pregunté a mi hijo: "¿Cómo
es el saludo militar del futuro?" Y sin dudar me mostró con gestos rápidos:
una mano en el corazón, una en la frente y luego hacer una especie de
medio saludo nazi. Me dije: "Sí, es eso". Y así es.
W: ¿Hay algo en lo que
haya cambiado de opinión en los últimos veinte años?
MG: Me divertía ver cuan persuasiva era la publicidad en nuestra
sociedad. Pero cuando voy al supermercado y veo anuncios hasta en las
barras que dividen las cintas transportadoras de las cajas pienso:
"Esto es demasiado". En los 70 leí El shock del futuro, de
Alvin Toffler, y me dije a mí mismo que nunca sufriría un "shock
del futuro". Pero lo sufrí. Al menos respecto de la publicidad.
W: ¿Está la tecnología
ayudando al mundo en general?
MG: No sé. Todo lo que sé es que la tecnología produce mucha basura.
W: ¿Está en contra de ciertas tecnologías?
MG:No, no quiero perderme nada. De vez en cuando trato de escuchar un poco
de detestable hip hop, sampleados, cajas de lados B y cosas por el estilo.
Sin exagerar.
W: ¿Para qué molestarse?
¿Para que escuchar cosas que no le gustan?
MG: Porque antes no existían.
W: ¿Cuáles son sus planes
inmediatos?
MG: Tengo tantas ideas... Quiero hacer un programa animado de rock and
roll.
W: Entonces, ¿todavía no aprendió la lección?
MG: En Futurama hay una prueba que permite averiguar para que sirve cada
uno en la vida. A los tres años, se puede averiguar si uno debería ser médico,
cadete o lo que fuere. Son pruebas totalmente precisas. Pero el resultado
no coincide necesariamente con lo que uno desea. Nuestros protagonistas -
Bender, Fry y los otros - son marginales que quieren rebelarse contra el
destino que fueron programados. Por ejemplo, Bender está programado para
doblar vigas pero lo que realmente quiere es ser cocinero. Ese es su
verdadero objetivo en la vida. Pero es absurdo, porque no tiene papilas
gustativas. Sin embargo, sigo pensando que ése es el secreto: hacer lo
que queremos y no lo que nos imponen.
Fuente: Internet
Surf #17 / Septiembre 1999
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